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El encierro por COVID-19 visto desde una perspectiva psicológica.


Resumen o abstrac:

Solo la idea de ser encerrado o confinado dentro de paredes es una condición a la que el ser humano le teme por naturaleza, pues la libertad de circulación dentro del propio territorio no solo es un derecho humano, sino también, una de las razones por las que al vivir dentro de una sociedad democrática se siguen las normas y leyes para no ser confinados a un único espacio llamado prisión. El ser humano no se limita a cierto espacio físico, sino que convive, explora, se funde e interactúa en muchos espacios que le permiten desarrollarse de forma integral.

Palabras claves: COVID-19, encierro, cuarentena, efectos psicológicos, factores de vulnerabilidad.


Introducción:

A finales del 2019 en China apareció un brote de un nuevo coronavirus nombrado COVID-19, dicho virus salió de las fronteras de ese país y se sigue extendiendo a lo largo de casi todos los países del mundo, contagiado y matando a miles de personas lo cual es una pérdida invaluable para la humanidad, por lo que el 11 de marzo del 2020 la OMS la declaró pandemia, palabra cuyo efecto en las personas y en los gobiernos indujo a tomar medidas significativas que eviten la propagación acelerada de la crisis sanitaria mundial.

El Salvador ha tomado medidas para evitar la entrada y propagación del virus, entre ellas están: aislamiento de las personas que entraron al El Salvador de países afectados, medidas políticas, económicas y en salud, entre otras, para hacerle frente al peligro cercano e inminente de la llegada del virus al territorio salvadoreño, pero la medida que en estos párrafos analizaremos es el decreto de cuarentena domiciliar obligatoria para todos los salvadoreños.

Hoy, a más de 30 días de la cuarentena las calles no son las mismas, los habitantes se mantienen dentro de sus hogares realizando salidas de casa solamente en busca de alimentos y artículos de primera necesidad o bajo circunstancias de emergencia. La cuarentena por tanto puede significar una experiencia desagradable por algunos factores internos y externos del individuo.

Dentro de los factores internos, están aquellos de vulnerabilidad que se refieren a la forma de procesamiento mental y emocional previo, que la persona echa a andar ante situaciones estresantes o dolorosas. Si la persona ya tiene antecedentes de ansiedad crónica, estrés post traumático, depresión, entre otros, estos estados se verán intensificados ante la situación de encierro.

Dentro de los factores externos, se encuentra la desigualdad social, que en tiempos de crisis se ve más profunda, más concretamente observable para los ojos de cualquier espectador. Unos tienen para vaciar los supermercados y acaparar productos, otros poseen lo suficiente para proveerse de lo que la familia necesita, para sobrevivir con tranquilidad en el tiempo de cuarentena, y están aquellos que viven del subempleo, que dependen de sus ingresos diarios para sobrevivir y suplir sus necesidades más básicas con precariedad, a estos últimos el gobierno los ha subsidiado para paliar un poco su condición económica durante la cuarentena.

La experiencia de la cuarentena por lo antes planteado, dependerá en gran manera, de las vivencias particulares de cada persona, donde tener suplidas o no, las necesidades básicas juegan un papel importante en el significado que se le otorga a la vivencia del confinamiento domiciliar.

Otros grupos de riesgo propensos a experimentar mayor impacto psicológico por la cuarentena son: los miembros de los equipos de salud y sus familias; familias donde hay casos confirmados o sospechosos de coronavirus; o más aún familiares de las personas que han perdido la vida por el virus; familias de pacientes con enfermedades crónicas o canceres, pues por su condición de salud aumenta la posibilidad de enfermar gravemente si se contagian del Covid-19.

Investigadores del Reino Unido recién publicaron en la revista The Lancet efectos psicológicos que sufren las personas por el confinamiento obligatorio, entre ellos mencionan sentimientos de separación de los seres queridos, incertidumbre sobre el estado de la epidemia y aburrimiento. (Brooks et al., 2020) En nuestro contexto estos efectos serían vivenciados por las personas cuyo problema radica principalmente en la pérdida de libertad de movimiento en diferentes, espacios y entornos sociales, laborales, educativos, entre otros.

Mientras que a las poblaciones más vulnerables a quienes la cuarentena les afecta de manera más significativa, el estudio reporta propensión a manifestar síntomas como trastornos emocionales, depresión, ansiedad, estrés, bajo estado de ánimo, insomnio, síntomas de estrés postraumático, irritabilidad, ira y agotamiento emocional. El bajo estado de ánimo y la irritabilidad destacan por tener una elevada prevalencia.

Es por ello que es necesario sopesar cuidadosamente los beneficios potenciales de la cuarentena obligatoria frente a los posibles costes psicológicos, y que se reduzcan, en la medida de lo posible, los efectos negativos asociados con ella. Se convierte en consecuencia un problemas importante de salud pública, pues los efectos psicológicos pueden ser a corto, mediano y largo plazo por lo que se vuelve imperativo priorizar la atención psicológica al alcance de todas las personas, divulgando la importancia del rol de la psicología en situaciones de crisis y de intervención psicológica ante los escenarios en las que el equilibrio mental de las personas se ve amenazado y trastocado.

Pero ¿qué podemos hacer desde nuestra posición para disminuir los efectos negativos de la cuarentena?:

· Encontrar la pepita de oro entre el lodo de los problemas: aclarar nuestros pensamientos y darnos cuenta de aquellas cosas que, aunque pequeñas, brillan entre lo negativo. (Beyebach, 2014)

· Estar comunicados: utilizar la tecnología para reafirmar nuestras relaciones con familia y amigos.

· Visibilizar el significado social de la cuarentena: no por coacción sino por concientización, darse cuenta que el aislamiento es por autocuido, por cuido a mi familia, amigos, vecinos y sociedad.

· Evitar el ocio: una mente desocupada en un terreno fértil para preocupaciones, pensamientos negativos, intrusivos y recurrentes.

· Evitar preocuparse en exceso: sino más bien ocuparse de las medidas de prevención, hay cosas que dependen de nosotros, mientras que hay otras que no están en nuestras manos y es importante reconocerlo y aceptarlo.

· Busca ayuda: se valiente y reconoce si la situación sobrepasa tus posibilidades, actualmente hay muchas instituciones que brindan ayuda gratuita por medios virtuales.


Conclusiones:

Se concluye que el encierro o confinamiento obligatorio puede ser una experiencia con un significado negativo, sin embargo, estamos confinados en el lugar donde se supone la vida de los seres humanos deviene en su forma más esencial, donde aprendemos valores, ideologías, conductas, etc. La familia es el eje fundamental de la vida humana y con ellos estamos confinados en el espacio físico que llamamos hogar. Por lo tantola crisis actual puede ser un mensaje a nuestras conciencias a evaluar nuestras relaciones de pareja, la relación con nuestros hijos, padres, abuelos, hermanos, con nuestros verdaderos amigos y momento de retomar interese postergados por falta de tiempo, un momento de descanso del ajetreo de la vida cotidiana. No debe por tanto significar agobio y desesperanza sino crecimiento como ser individual y como parte de este grupo al que podemos llamar familia.

Referencias Bibliográficas

Brooks, SK, Webster, RK, Smith, LE, Woodland, L., Wessely, S., Greenberg, N. y Rubin, GJ (2020). El impacto psicológico de la cuarentena y cómo reducirla: revisión rápida de la evidencia. The Lancet .

Beyebach, M. (2014). 24 idea para una psicoterapia breve. Herder Editorial.

Licda. Doris Patricia López Andrade: Licenciada en psicología, docente de la Universidad de El Salvador y miembro fundador de APROSAMEN.




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