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El Ser Humano: dentro de la modernidad liquida


Resumen o Abstrac:

En una realidad o sociedad liquida como la que vivimos en la actualidad angustia, desespera y atormenta a las personas que carecen de valores, principios, moral o ética fundamentada en sus raíces culturales, familiares o sociales. Además, la necesidad de relacionarse cara a cara, o estar solo en casa encerrado, conectado a internet por cualquier medio electrónico, choca, impacta frontalmente con el compromiso de vernos hacia nosotros mismos, de encontrarnos con nuestro ser, de ser transparentes, honestos u valientes para enfrentar y superar esta crisis pandémica que nos depara la vida y el mundo. Perdamos el miedo a encontramos a nosotros mismos, dentro de nuestros hogares, no perdamos el miedo a la libertad de hacer aquellas cosas que nos apasionan, nos gustan, hagámoslo sin miedo, sin temor, esta sociedad actual implica no aferrarnos a nada y nos enseña que todo es fluido y efímero, pasajero, pero nosotros demostraremos que somos valientes, honestos, dinámicos y solidos a nuestras creencias, sentimientos, valores y cultura. En otras palabras, somos humanos y somos sociables con los más próximos, con nuestra gente, con nuestra familia, somos sinceros y transparentes dentro de una sociedad liquida y fluida.

Palabras Clave: El Salvador, Valores, Sociedad Liquida, Ser humano.

Introducción:

Sociedad liquida fue definida por uno de los sociólogos contemporáneos de este siglo, llamado Zygmunt Bauman (2000) este autor define el concepto de modernidad liquida para referirse al estado fluido y volátil de la sociedad actual, sin demasiados valores sólidos, en la que las incertidumbres por la vertiginosa rapidez de los cambios han debilitado los vínculos humanos. En este sentido nos encontramos debilitados por las redes sociales virtuales llamadas Facebook, WhatsApp, Instagram, Tik Tok, Twitter, Youtube, Snapchat entre otras, donde nos brindan comunicación, información y relaciones humanas muchas veces basadas en lo fluido, en lo insincero, y volátil dejando por fuera la veracidad, lo honesto y transparente que son característica de valores verdaderos del ser humano.


La cultura y la filosofía de nuestras vidas ha cambiado desde mucho tiempo, pero esta pandemia COVID-19 nos marca de forma diferente debido que brinda mayor transformación a las sociedades y al ser humano, no podemos seguir siendo individualistas, egoístas, mezquinos, antisociales, porque de ahí, surgen las redes sociales virtuales, enfermedades, pandemias, virus, y muertes, eso implica a ser mejores humanos en mundo más fluido y líquido.

Para transformar al ser humano necesitamos valores más sólidos y fuertes, como la solidaridad, la cooperación, la integridad, el respeto, la verdad, democracia verdadera, paz, valor por lo humano, eso es lo que la familia, la escuela, la iglesia y la política debería enseñar, mientras no lo vivamos, no se perpetúe en nosotros seguiremos siendo fluidos y líquidos en esta sociedad, que demanda más relaciones humanas, más familias solidificadas y verdaderas escuelas de enseñanza del amor y comprensión por el otro y amor en sí mismo.

Como sostendría, el sociólogo polaco Bauman (2000) no necesitamos una sociedad basada en el individualismo, en una vida cambiante y efímera, sino al contrario se necesita una sociedad sólida, enérgica, fuerte, valiente que forme y transforme a sus seres humanos en personas únicas, complejas y dinámicas en el amor, en el respeto y en la solidez de sus relaciones sociales.

Pero si la sociedad, no nos ofrece eso y más, estamos obligados como humanos y como seres vivientes, sintientes y pensantes a no tener miedo, ni miedo al compromiso, a ser mejores cada día, a tener metas claras y objetivas en la vida, a pensar en nosotros mismos, a disfrutar de la libertad, pero sin dejar de echar raíces en nuestra personalidad, creencias, valores, ideología, familia y sociedad que nos han visto nacer, crecer, desarrollarnos y ser lo que somos hoy en día, excelentes seres humanos siendo honrados ciudadanos, comprometidos con la vida, con la familia, con la sociedad y sobre todo con nosotros mismos.

Esta crisis de salud pandémica que azota al mundo entero y a nuestra sociedad salvadoreña cambiara la forma en que sienten, piensan e interactúan aún más de lo que ha cambiado el ser humano, especialmente a los más vulnerables, jóvenes o a aquellos que no tengan solidez en su personalidad, en sus valores, en sus raíces familiares. Para unos, esta pandemia será una crisis de salud o una crisis económica, pero para otros, es una crisis existencial de vida, que nos empuja al desarrollo, al crecimiento o a la desesperanza, agobio, tristeza o muerte, todo dependerá desde la perspectiva que lo vives, lo analizan y enfrentan como un reto del mundo cambiante y complejo.

Habrá de cambiar el mundo y las instituciones sociales que lo conforman, entre ellas la iglesia, la economía, la política, la cultura, la educación, porque son parte de la modernidad liquida, pero no debería cambiar el ser humano, debería mantenerse sólido y valiente para enfrentar esas transformaciones, sin olvidarse que Él es parte de esas instituciones sociales y lo puede envolver a ser líquido, fluido y efímero, pero eso solo dependerá de la energía, solidez que tenga cada ser humano para sobreponerse ante estas adversidades que implican retos, desafíos y sobre todo humanismo.

Es decir, debemos comprender y entender, que solo si aprendemos el arte de vivir en un mundo, en una sociedad, en una familia cada vez más complejizadas y sobresaturadas de información, envidias, egoísmos e individualismo, estamos obligados como seres humanos a transformar eso, para poder adquirir las destrezas y habilidades de vivir en libertad, pero sobre todo aprender el arte a prepararse como presente y futura generación para vivir en un mundo semejante o mejorado.

Conclusiones

A manera de conclusión se puede describir que en esta realidad, sociedad liquida, que implica como importante lo efímero y pasajero, nosotros como seres humanos, estamos obligados a renovarnos constantemente, pero sin perder nuestras raíces culturales, valores que hemos aprendido de nuestras familias, contemplemos lo sólido, lo valiente que implica el arte de vivir en mundo complejo y cambiante, pero es más transformador cuando el ser humano se mantiene fiel a sus principios, a su ética y a su moral intachable de lo que es, Humano y ser social.

Porque la modernidad liquida o realidad liquida como la que vivimos angustia, desespera, estresa a las personas que carecen de algo fijo, duradero, de valores fundamentales como el respeto, el amor así mismo, de comprensión y empatía hacia el otro. La consecuencia principal de este mundo caótico y liquido crea ansiedad en las personas, las enferma, las altera, de ahí, la necesidad de reinventarse, transformarse en actividades que lo hagan feliz y correcto, eso provocará que sea más humano y un ser social proactivo.

Fuentes de Información Consultadas

Bauman, Zygmunt (2000). La cultura en el mundo de la modernidad líquida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2013. 101 p. ISBN: 978-950-557-988-4

Modernidad líquida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 1999.

La sociedad individualizada. Madrid: Cátedra. 2001. ISBN 978-84-376-1936

Miedo líquido: La sociedad contemporánea y sus temores. Barcelona: Paidós. 2007.

Vida líquida. Barcelona: Paidós. 2006. ISBN 978-84-493-1936-5

MSC. Bartolo Atilio Castellanos Arias: Psicólogo de Profesión, Catedrático Universitario, Investigador, Jefe del Departamento de Psicología y, Coordinador de la Maestría en Psicología Clínica de la Comunidad en la Universidad de El Salvador. bartolo.castellanos@ues.edu.sv o bartolocastellanos@hotmail.es



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