Autora: Karla López, estudiante de cuarto de año de Psicología.
No es un secreto que la situación actual de El Salvador ha terminado con la vida de cientos de salvadoreños, desde niños pequeños hasta adultos mayores que han sido víctimas de la ola de violencia que día con día hunde más y más al pulgarcito de América, dejando a su paso un gran número de factores que propician la inestabilidad mental y emocional de la población: homicidios, secuestros, desapariciones forzadas, extorsiones, delincuencia, trata de personas, entre otros. Sin embargo, los medios de comunicación y la mayoría de las personas les prestan toda su atención a las víctimas primarias de dichos delitos, muy pocas veces se piensa en las familias y seres queridos de éstas, minimizando los sentimientos y las situaciones de duelo que experimentan. A continuación, se presentarán detalles sobre los traumas y efectos psicosociales que sufren las víctimas secundarias de los diferentes crímenes que se cometen a diario en el contexto salvadoreño.
Un desaparecido es sinónimo de homicidio, alega el criminalista de la Fiscalía General de la República, Israel Ticas. Esta afirmación se ha convertido en una idea fija para los vínculos sociales de la persona desaparecida; de la persona que un día, como cualquier otro, no regresó a su hogar, que en la parada del transporte público se la llevaron en un auto polarizado y que no pudo despedirse por el hecho de ignorar que sería la última vez estando con su familia. Las víctimas secundarias, cada día deben afrontar la realidad de que es muy probable que no volverán a ver a su ser querido, de que el cuerpo de su familiar o amigo se encuentra enterrado en un cementerio clandestino en los lugares más furtivos del país y que nunca podrán brindarle una digna sepultura para dar el último adiós. Realidades que sufre gran parte de la población salvadoreña en los últimos años oscuros.
Estas situaciones pueden llegar a provocar efectos psicológicos en las víctimas secundarias: sentimientos de culpa e ira por considerarse inútiles al no haber evitado lo sucedido o al no poder conocer el paradero de la persona. Ansiedad y preocupación constante por el trauma de haber perdido a alguien tan cercano de una manera tan inesperada, esto con tendencia a revivir el suceso mediante pesadillas o durante la realización de una tarea diaria. Incluso pueden generar trastornos depresivos y de estrés postrauma, caracterizados por un malestar psicológico que no les permite continuar sus vidas con normalidad debido al impacto que tuvo la pérdida en éstas. Como consecuencia de los sentimientos anteriormente mencionados, las víctimas secundarias pueden sufrir una notable disminución de la autoestima, sintiéndose sin valor alguno o sin sentido de la vida, lo cual podría incrementar el riesgo de intentos suicidas.
Para continuar, otros de los efectos psicológicos de convertirse en una víctima secundaria de los diferentes delitos que se cometen a diario en El Salvador, se presentan mediante cambios en el sistema de valores de la persona, especialmente en la confianza hacia los demás, se puede llegar a sospechar de las intenciones de las personas que le rodean aun cuando éstas ofrecen ayuda o algún tipo de apoyo hacia la familia; de igual manera, es posible que se genere la idea de un mundo injusto, adoptando patrones de un comportamiento agresivo hacia los demás e incluso abusando de sustancias estupefacientes como drogas y bebidas alcohólicas. Acciones y decisiones que podrían afectar de manera negativa la calidad de vida de las personas y evitando la completa recuperación de la pérdida.
Ninguna persona debería experimentar la desesperante necesidad de saber qué le sucedió a su familiar o amigo cercano, de imaginar mil escenarios sobre cómo se lo llevaron y lo que le hicieron después, de preguntarse día con día dónde podría estar y de mantener una mínima esperanza de que siga con vida. Es en estos momentos de crisis en los cuales el profesional de la psicología debe intervenir, es por ello que la primera recomendación en estos casos es buscar ayuda profesional para que la víctima secundaria realice un proceso de duelo normal y logre recuperarse del trauma y efectos psicosociales de haber perdido a un ser querido.
Autora: Karla López, estudiante de cuarto de año de Psicología.
Palabras clave:
Víctima primaria: Proceso en el que una persona sufre, de modo directo o indirecto, daños físicos o psíquicos derivados de un hecho delictivo o acontecimiento traumático.
Desaparición forzada: Privación de libertad de una o más personas, seguida de la falta de información sobre lo sucedido a la persona.
Víctima secundaria: Personas cercanas o familiares de personas que han sido víctimas de algún delito en particular y que a raíz de esto han surgido en ellos efectos tanto físicos, psicológicos, económicos y sociales.
Cementerio clandestino: Aquel lugar ya sea natural o construido de forma artificial; en el cual se ha enterrado o simplemente introducido el cadáver de la víctima en algún lugar hábil para ello.
Fuentes consultadas:
Cruz J, Grande J & Quinteros Y. (2017) “TRAUMA Y EFECTOS PSICOSOCIALES EN VICTIMAS SECUNDARIAS DEL DELITO DE HOMICIDIOS, DESAPARICIONES Y CEMENTERIOS CLANDESTINOS”. Universidad de El Salvador, San Salvador.
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